martes, 9 de septiembre de 2014

Confesiones de un falsificador

Para Diego, mi desconocido lector,
con un cordial saludo y todo mi agradecimiento por su interés y su perspicacia. 







 
Carlos Gardel - A la luz de un candil


La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

La verdad es que estoy avergonzado. Tengo que hacerles a ustedes una confesión, y no sé ni por dónde empezar... ¿Cómo puedo decirles..? ¿Qué van a pensar ahora de mí..?

Me dejaré de ambages: les he mentido a ustedes. Como un bellaco y sobre un montón de asuntos. Este blog, que había sido siempre un dechado de franqueza, contiene desde hace poco, emboscada entre más de cien honrados posts que no reflejan otra cosa que la sincera expresión de mis meditaciones, una entrada, una sola, que, en cambio, consta casi solamente de mentiras, engaños y falsificaciones. Un verdadero fraude, en resumen, cuya existencia viene pesando cada vez más sobre mi atribulada conciencia. Creo llegado el momento de librarme de este peso, con el que se me está haciendo muy penoso vivir.

Por un  lado agrava mi mala conciencia la amable impasibilidad con que, en general, han encajado ustedes mis embustes. No es que  me haga ilusiones sobre mi propia pericia como falsario, no, ni sobre su credulidad de ustedes: estoy seguro de que, torpe además de mentiroso, ni siquiera he logrado engañar de veras a gran parte de mis lectores.  Pero esto, como les digo, no hace más que empeorar mi grave falta. O bien, me digo, he abusado de la buena fe de estos amigos, a los que ni se les ocurre pensar que pueda yo mentirles, o bien de su cortesía, que les impide desenmascarar mis ardides y dejar en evidencia mis chapuceras invenciones, y les lleva a fingir que se las creen y hasta a hacer como que se interesan por mis conclusiones engañosas. En cualquiera de los dos casos, mi conducta es imperdonable.

Y por otro, empiezan a surgir ciertas voces... Sin perder la amabilidad, e incluso llevándola al extremo de alabarme por el post, ¡y hasta de pedirme disculpas por su intromisión! hay quien pone en duda la veracidad del asunto. Diego, un cortés comentarista, confieso que desconocido para mí hasta el momento pero que parece ser lector habitual del blog, señala que advierte cosas raras en las fotos de Ascone, y en algunos otros puntos del post. Ha ampliado las fotos, ha examinado el pixelado... El nombre del autor de uno de los libros citados le choca... ¡Si no podía ser de otra manera! ¿Cómo pude pensar..?

Mi conciencia atormentada, los derechos de la verdad pisoteada y los de todos ustedes, amables y engañados lectores, exigen, no puedo seguir eludiéndolo por más tiempo, que haga una completa confesión de mis numerosos delitos. Por muy amargo y embarazoso que el trance pueda resultarme.

Paso, pues, a darles pormenorizada cuenta de mis iniquidades. Espero de su bondad que, a pesar de lo dicho líneas arriba, puedan perdonármelas. Trataré de merecerlo exponiéndoles, esta vez, la cruda verdad.

La verdad es que no encontré en Internet la partitura del tango Carita morena. Lo compuse yo mismo durante largas horas de ocio obligado, pasando a tono menor el himno falangista original compuesto en mayor, ajustando la melodía resultante a un nuevo ritmo, añadiéndole unas cuantas florituras de inspiración más o menos porteña y arrabalera y pergeñándole al conjunto el único tosco acompañamiento de tango que he sido capaz de idear en toda mi mal empleada vida, el mismo con que, hace ya años, les espeté mi versión de La Cumparsita.



Júbilo Matinal - Carita morena, versión libre del himno falangista Cara al Sol.

Si recuerdan ustedes, se trata de una maniobra que ya he perpetrado contra otros himnos, como cuando convertí La Internacional en una Habanera triste o cuando hice de la mismísima Marcha Real una especie de foxtrot sincopado que titulé Little Spaniard. Es uno de mis muchos y lamentables vicios, quizás el más arraigado, este de manipular músicas ajenas con culpable desprecio de la sacrosanta propiedad intelectual (contra la que de tantas otras maneras, ¡ay!, tengo atentado), por no hablar de otras víctimas aún más dignas de respeto, como sin duda lo son la Patria y la Revolución. En mi torpe afán no me detengo ni ante lo más sagrado. Trato de enmendarme, se lo aseguro, me prometo a mí mismo no volver a hacerlo nunca más, pero recaigo una y otra vez...

(Mi comentarista Ricardo casi adivinó la verdad, el tango es solo un remedo del himno, está compuesto después que, e inspirado por él, y su título es una clara alusión al del original al que así mancilla. ¿Un patético intento de hacerme perdonar el plagio? ¿Una oculta llamada de socorro, quizás, para que pueda alguien desenmascarar mi engaño e impedirme así perseverar en él?).

(También otra comentarista, C.C., en su ingenuidad de extranjera que probablemente no haya escuchado jamás el Cara al Sol –Dios se la conserve muchos años– anduvo cerca de la verdad. Entendió mal el post, que no acabó de leer, y, sin duda por recordar mis anteriores fechorías musicales, creyó que hablaba de alguna composición mía que andaba por medio de todo este asunto, (como efectivamente sucedía, aunque el propósito del post fuera enmascararlo). Me abochorna ahora recordar con qué despiadada sangre fría deseché sus despistadas suposiciones, para alejarla de la verdad a la que inconscientemente se había acercado tanto).

La verdad es también, por tanto, que ni busqué el dichoso tango entre mis grabaciones de Gardel –mejor que nadie sabía yo que no podía encontrarlo allí– ni lo transcribí trabajosamente con ayuda del Finale. Fue justo al revés. Escribí mi composición con el Finale, (único modo en que mi ignorancia me permite escribir música, pues sin él sería incapaz de comprobar si suena como yo pretendo) y solo una vez hecho esto copié sobre papel pautado –y eso sí que fue trabajoso– los primeros compases de la partitura desde la pantalla de mi ordenador.

Mías son, pues, y achacables solo a mi propio e inepto desaliño, las lamentables patas de mosca que atribuí al pobre Ascone; y la copia en papel de la partitura, lejos de figurar en ningún catálogo internético, yace aún sobre mi mesa de llamémosle trabajo, acumulando polvo como merece. Ni siquiera existe la segunda página –me cansé de copiar antes de llegar a ella– y, por tanto, los falsos datos que sitúan su composición en Punta del Este, en Enero de 1930, son solo una afirmación mía, no figuran escritos en parte alguna. Doblemente falsos, pues. La foto que colgué en el post la hice con mi móvil, como por otra parte es fácil deducir por lo clamorosamente mala que es.


La verdad es, por todo ello, que el autor de la fraudulenta musiquita no es Óscar Ascone. De hecho Óscar Ascone, lamento decirlo, no existe ni nunca existió. Es solo un nombre que ideé con el único criterio de que sonara lo más parecido posible al mío propio. (¿Otro intento inconsciente de desalentar la credulidad de los lectores? Me gustaría creerlo así...) Mi apellido, que muchos de ustedes conocen y que pueden averiguar, los que no, con gran facilidad –basta con ver cuál era el de mi abuelo paterno, que ha aparecido alguna vez en este blog– suena de modo muy similar al conjunto "oscarascone". Me bastó con inventarme otro que pareciera más o menos italiano, Ascone, y añadirle por delante un nombre de pila que terminara en "car". Dudé un tiempo entre Amílcar y Óscar, y me decidí por este último para no ensañarme innecesariamente con mis lectores, dicho sea en mi levísimo descargo.

La verdad es también que llegado a este punto tuve un inesperado golpe de suerte. Mi propósito era fingir que el tal Ascone había sido un oscuro músico argentino, de ascendencia italiana como tantos de ellos. Para comprobar si era posible que un italo-argentino llevara semejante apellido, metí en Google "Ascone", a ver si alguien realmente existente se llamaba así. Y descubrí, con asombro y regocijo –ahora me avergüenza recordar mi júbilo de entonces, la malsana satisfacción con que vi facilitarse mi torticero empeño; pero el diablo ciega a los que quiere perder, y en aquel momento, me alegré– que no solo existía el apellido en cuestión, sino que uno de sus portadores era, además de uruguayo –esto es, casi argentino– músico de profesión y coetáneo de la mejor época del tango. ¡Pues qué bien!, me dije, comprendiendo que todo ello hacía más verosímil la existencia del inexistente Óscar. Y me afirmé, siento decirlo, en mi reprobable propósito.

No es por tratar de disculparme, pero la verdad es que las siguientes invenciones no fueron sino consecuencias lógicas, casi inevitables, de este malhadado hallazgo. Si Óscar debía aparecer como un hermano menor, bohemio y descarriado, del respetable Vicente de igual apellido que había encontrado yo en la Wiki, bien podía ser que en los medios musicales de Buenos Aires se le conociera como el pibe Ascone, para diferenciarlo del otro. Y si se dedicaba al tango en los años treinta ¿cómo no relacionarlo con Gardel? Para lo cual no hallé mejor modo, en mi insania, que falsificar una foto del insigne cantante, añadiendo en ella la presencia de un cualquiera al que hacer pasar por el pibe

Aquí he de confesar un nuevo pecado, el de vanidad. La verdad es que no teniendo Ascone, por motivos evidentes, facciones propias, decidí darle las mías, –¡bravo, Diego!– para así adornarme de algún modo con la gloria que me proponía atribuirle. Escogí, de entre las muchas fotos de Gardel que pueden encontrarse en Google, la que mejor se adaptaba a mis vituperables designios, que resultó ser el anuncio de una de sus películas (enhorabuena de nuevo a Diego, tan culto, por lo que se ve, como observador):

y la manipulé vergonzosamente. La recorté, le cambié el color y, más grave aún, al rostro del inocente y anónimo actor que juega a las cartas en el lado derecho le superpuse una foto mía tomada, creo, durante mi ya lejano viaje de novios:










La verdad es que tuve que trabajar un montón para obtener el rácano resultado que colgué en mi  post mendaz. Sin más medios que el Paint, bastante rudimentario, y el editor de imágenes de mi teléfono movil, no mucho mejor, dediqué algunas horas, que habrían hallado mejor empleo en cualquier otra tarea, a tratar de disimular –difuminándolos pixel a pixel– los llamativos contrastes que denunciaban la chapuza, hasta conseguir la imagen, tan poco convincente para un ojo mínimamente crítico, como hemos visto, que todos ustedes han podido ver –seguro que sin dejarse engañar por ella, aunque la cortesía les haya llevado, todo lo más, a sugerir amables dudas–. 

Ignoraba por completo, claro está, dónde ni cuándo había sido tomada la foto, ni quiénes eran los que acompañaban en ella a Gardel. Pero, sin freno ya en mi vertiginoso deterioro moral, no tuve el menor empacho en inventarme todos los datos que creí necesarios. Escogí dos argentinos cualesquiera que la Wiki me proporcionó como coetáneos y amigos del cantante, les añadí al Ascone espurio y los situé a todos en el mismo lugar y época que había atribuído a la falsa partitura. Y, la verdad, me quedé, así de embrutecido estaba ya a esas alturas, tan ancho.

Tenía ahora que encontrar la manera de relacionar a Ascone con España, y más concretamente con la Falange. Lo medité largo tiempo, porque lo de un uruguayo seducido por los ideales joseantonianos no acababa de convencerme. Y recordé haber leído algo sobre posibles simpatías entre Primo de Rivera y Pestaña, la bandera roja y negra de la Falange inspirada en la anarquista... Eso ya sonaba mejor. Un uruguayo anarquista entraba dentro de lo posible y ¿que perspectivas más prometedoras para un anarquista sudamericano que las que ofrecía en los años treinta la joven y revuelta República española?

Faltaba explicar cómo había yo llegado a saber de este viaje de Ascone, pero para ese género de cosas ya tenía práctica en utilizar, en empresas más confesables, la utilísima hemeroteca virtual del periódico ABC.  

La verdad es que fue coser y cantar dar con un suelto sobre una detención de anarcosindicalistas. Había cientos de ellos, y escogí uno cualquiera que me conviniera por la fecha y en el que se mencionara el nombre de alguno de los detenidos. La habilidad adquirida en la falsificación de la primera foto me permitió sustituir, con muy poco trabajo, a "D. Juan Ramón González Olaso, presidente que fué de la Unión Patriótica" por "el músico uruguayo Sr. Ascone, al parecer de visita en la localidad." Cuestión de borrar, copiar y pegar letras, tareas bien fáciles para quien, como yo, tenga cierta destreza en el uso del Paint. Y el hecho, enteramente fortuito, de que la noticia elegida se refiriera a una redada en la que cayeron anarquistas y monárquicos en alegre mezcla fue, desde luego, otra afortunada casualidad, porque favorecía tanto la ambigüedad de la ideología política atribuible a Ascone como la de mi supuesta búsqueda, que así pude presentar como si dudara, al iniciarla, entre las dos direcciones del espectro político.

(La verdad es, por tanto, que la búsqueda de "ascone" en la hemeroteca no ofrece doce resultados. Son once los que aparecen, y ninguno de ellos, naturalmente, tiene nada que ver con Óscar Ascone. Espero fervientemente que por mucho tiempo siga siendo así, y que mi fraude no acabe siendo el argumento de una noticia de ABC en la que figure Óscar Ascone...)

Visto lo eficaz que se había mostrado la maniobra de adulterar imágenes, y lo fácil del recurso de "encontrar" fotografías oportunas en libros inexistentes ¿por qué no seguir el mismo procedimiento para relacionar a Ascone con los políticos españoles que mejor convinieran a mis propósitos? (Ya nos advirtió De Quincey que, cometido el primer crimen, los demás vienen rodados en temible y creciente progresión). Busqué fotos de Primo de Rivera y de Pestaña en las que pudiera encajar alguna mía y me enfangué, como si no hubiera un mañana, en las viles labores del fraude gráfico y la añagaza icónica, que tan familiares y hacederas comenzaban, ¡ay!, a resultarme.

Los mentirosos resultados de mi actividad ya los han visto. Los inocentes medios empleados por mi culpable mano, –esto es, la verdad– aquí los tienen ustedes:


En la foto de la izquierda, obtenida de la página de Wikipedia sobre Ángel Pestaña, aparecen él, Salvador Quemades y Salvador Seguí. La Wiki no dice cuándo, dónde ni quién la hizo. La de la derecha, sacada de esta página, corresponde a un mitin de las derechas celebrado en Arcos de la Frontera en noviembre de 1933, en la campaña de las elecciones generales de ese año. Se publicó en el Diario de Cádiz y no he identificado en ella más que a Primo de Rivera, aunque tiene que andar por ahí también Pemán, por lo menos, que fué otro de los oradores.

En cuanto a las fotos del suplantador, es decir, mías, la verdad es que no tengo muchas de mi juventud, y menos aún en formato digital. Algunas pocas –la de mi viaje de novios que ya han visto, sin ir más lejos– escaneé cuando aún funcionaba mi escáner, actualmente escacharrado, y tuve ahora que usar otra de ellas, la que aquí pueden ver:

en la que se me ve disfrutando de mi juventud, inocente como entonces era, en compañía de tres amigos de toda la vida que temo –pero no es cosa ya de echarse atrás por vergüenza de más o de menos– que puedan encontrarse hoy entre mis lectores. ¡Hola, Ana! ¡Hola, Rafa! ¡Hola, Javier! ¡Ya véis qué cosas!

(Advierto con sorpresa que hace treinta y tantos años usaba yo el mismo exacto modelo de zapatos que ahora mismo).

En resumidas cuentas, la verdad es que es mi cara, la de la foto que han visto, la que suplantó a la de Quemades en el acto anarcosindicalista (tras darle la vuelta, eso sí, por necesidades geométrico-anatómicas) y es también la que, levemente retocada, superpuse en el mitin de Falange a la de pasmarote que exhibía un anónimo candidato derechista.

¡Qué vergüenza, por Dios, qué vergüenza! ¡Qué cara más dura! ¡Qúe tomadura de pelo!


El coloreado es, claro, para disimular en lo posible las diferencias de tono y de luz entre las fotos originales y sus respectivos pegotes. (Pero ni así...) El retoque del pelo en la foto falangista trata de resolver un pequeño problema del que, con todo, se dió cuenta una comentarista sagaz de mi anterior post: la foto con mis amigos (1981, Paseo de La Concha de San Sebastián, por si quieren saberlo) es de diez años antes que la del pibe sin barba y con grandes entradas de Punta del Este (1992, yo días después de mi boda, vaya) , y tengo en ella, por tanto, mucho más pelo –y eso que no cuento el de la barba–. Como estas fotos pretendían ser posteriores en dos o tres años a aquella, no tuve más remedio que intentar clarearme la sien. La verdad es que no con demasiado éxito.
 
Poco queda por añadir. Las consideraciones sobre posibles contactos entre la Falange y la CNT son lo único no mentiroso de todo el post. La cita del libro de Abad de Santillán es también auténtica. Creo que lo leí hace años y que es donde conocí la noticia, que en su día me sorprendió mucho, de que Pestaña y Primo de Rivera se tenían mutua simpatía. Ya ven que el culpable, en último término, de que yo decidiera hacer anarcosindicalista a Ascone para proporcionarle alguna vía de contacto verosímil con la Falange y con el Cara al Sol, es el libro de este señor Abad. ¡Lo que son las malas influencias y las perniciosas lecturas de una juventud mal aconsejada!

Al buscar en Internet su texto para justificar con él mi supuesta hipótesis, volví a leerlo y me sorprendió enterarme de que anarquistas argentinos se habían interesado por la suerte de José Antonio, dato verídico –o al menos no inventado por mí– que encajaba estupendamente con mi historia. Como también me vino al pelo saber, buscando en la Wiki una vez más, que Abad de Santillán había pasado muchos años en Argentina, circunstancia que me dió un buen pretexto para dejar entender que Ascone y él se habían conocido allí, anarquistas como ambos eran, y habían decidido venirse juntos a España. Efectivamente, las coincidencias convenientes se dan con más frecuencia de lo que creemos.

Y hablando de libros y de coincidencias, la verdad es que no sé cómo pudo ocurrírseme que el autor de una biografía de Gardel pudiera llamarse Tobias (¡Tobías, por Dios!) Angosto, T. ANGOsto, (¡Editorial Tangente..!), ni que la autora de un estudio sobre anarquismo llevara por nombre el improbable de Ana Arconada, (¡Editorial Anaquel..!). Buenas están las coincidencias, pero solo se debe exagerar con moderación.

En fin, espero que esta exhaustiva y penosa confesión me valga el que ustedes, hipócritas lectores, mis iguales y hermanos,... perdonen mi censurable conducta. Y si, de paso, les ha entretenido un rato...

40 comentarios:

  1. Hola:
    No te puedes imaginar la sonrisa que se ha dibujado en mi rostro y que lleva un buen rato acomodada en mi cara; me ha gustado que me dediques este post y no es por vanidad, el motivo de mi alegria es por el hecho de ser un lector habitual tuyo ( también de Lansky, Miroslav y Antonio Castro ) que ha establecido complicidades con vosotros - a través de vuestros escritos y conversaciones - y que a pesar de haber aportado solamente un par de comentarios al blog de Lansky y Antonio, durante todos estos años habeis enriquecido mi día a día abriendo ventanas en mi modo de estar en el mundo....
    Muchas Gracias.

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  2. Pues yo me alegro también mucho, Diego. Te has ganado de sobra la dedicatoria, la sonrisa y mi agradecimiento. Estaba verdaderamente sorprendido -y, en el fondo, ligeramente frustrado, aunque me encantara comprobar mi capacidad de engaño- de que ninguno de mis lectores se hubiera dado cuenta de los torpísimos montajes fotográficos, de lo inverosímil de los nombres (del tango, del autor, de los libros citados), de lo improbable de tanta coincidencia afortunada en una investigación tan sumaria, bisoña y de escasos medios como la que describía y, sobre todo, del clamoroso tufo que todo ello presentaba de ser solo un nuevo truño musical de los míos. Nunca pensé que pudiera engañar a Miroslav, por ejemplo, o a Ricardo, que no me explico cómo no me ha reconocido en las fotos trucadas. (Muchas gracias también a ambos, y al resto de lectores y comentaristas: en su caso, en cambio, por dejarse engañar tan satisfactoriamente). Y mira que sembré el post de comedidas pero deliberadas insinuaciones, desde el sentirme "llamado" por la sonoridad de Oscarascone hasta el asegurar que dos Ascones músicos me parecían demasiados, o hacer notar lo mucho que estaba usando el adjetivo "increíble"...

    Y me alegro, sobre todo, de que te hayas decidido a darte a conocer. Bien venido a los comentarios de mi blog, ya que al blog hace tiempo que llegaste, y gracias otra vez.

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  3. ¡Sabía que todo esto era un fraude ignominioso! Lo supe por alguien muy allegado a Vanbrugh que a su vez me hizo allegar (¿se dice así) el suso y el dicho fraude. Se ha visto luego confirmado cuando en esta confesión nos trata a todos de usted. Inmediatamente me llevé la mano a la cartera, estaba en su sitio, vacía como suele, luego al corazón, no me dolía perro sí las prendas. Ya no sé en quién confiar, pero supongo que usted, paso al mismo tratamiento que nos dedica, se está preparando para presentarse a las elecciones más inminentes, porque, le felicito, está usted en forma y manera para ser un político en activo. He dicho, aunque mi indignación, como no tiene límites, excede el espacio de este comentario.

    Y a usted, Diego, que parece buena gente, le advierto: aléjese de toda esta gentuza. Me malicio que el Vanbrugh este quiere independizarse del blogger, de hecho ha estado ausente,¿donde? Preparando tretas como estas, eso seguro

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  4. Cómo no lo ibas a saber, mamón, si te pasé el tango como composición propia para que echaras unas risas..

    Me he estado pensando lo de las elecciones, sí, pero no. Mis engaños son, a pesar de mi torpeza, mucho más sutiles e interesantes que los de Rajoy y compañeros de casta -incluyendo en esta, por supuesto, al Iglesias este de la coleta que tan ansioso parece de ser aceptado en ella-.

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  5. Debo decir que mi primera comentarista anónima también me descubrió, aunque se lo callara. Cuando hacía observaciones sobre mi pelo sabía muy bien de lo que estaba hablando... Claro, que también a ella le había mandado en su día el Carita morena, sin contar con que conoce la mía (mi cara, digo) desde que nací.

    Y que recibí por correo privado otras dos felicitaciones por lo hábil de mi engaño, de otros dos que también conocían ya el tango y reconocieron mis fotos:

    Guillermo fue escueto, pero inequívovo: "¡Una obra maestra, joven! ¡El Zelig de Woody Allen, una zapatilla rusa!" es todo lo que me escribió, el día mismo en que publiqué el post.

    Y al día siguiente, Luis se extendió un poco más: "Magnífico trabajo. Has demostrado que es posible falsificar cualquier cosa en Internet.
    Hombre, las fotos chocan un poco: las imágenes de antiguos retratos tuyos que has montado en ellas aparecen un poco más nítidas y, sobre todo, más actuales en su estilo que las que las rodean. Pero las dos líneas de tipografía sustituidas en el párrafo de ABC son asombrosas. ¿Cómo se hace eso?"

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  6. Tú eres un hacha !!

    Por supuesto no he reparado el 'engaño´ ni he descubierto la manipulación de las fotos.
    Y ahora nos revelas la verdad con el mismo arte y acto de contrición perfecta con que nos 'engañáste' antes.

    ¡ Qué cosas !

    Tómate algo. Invito yo con mucho gusto.

    Con esto de deshacerme de libros, (regalarlos o llevarlos a los colegios que me rodean) porque en la nueva casa no me caben ni un tercio de los que tengo aquí, quisiera ver si por casualidad he conservado uno de unos franceses surrealistas y locuelos que muy a principio del XX se inventaron - sin el menor éxito - una manera de escribir un libro entre varios. Eso me recordó el comentario de Miroslav de escribir un libro, una novela supongo, a CUATRO MANOS.

    Por supuesto, he dado los libros 'parásito', de los que creo que todos tenemos muchos, y otros de letrilla muy menuda que ya no puedo leer ni con las gafas de cruce...

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  7. Me da una risa esa gente que dice "he visto en internet una cosa..." ¡y se la creen! ¡jajajajaja!

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  8. Me da una risa esa gente que dice "he visto en internet una cosa..." ¡y se la creen! ¡jajajajaja!

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  9. Perdon por el comentario duplicado. Ha debido ser la venganza de internet...

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  10. Hoy mismo me he enterado que donde Serrat canta "que te traigo la luna cuando es preciso", Miguel Hernández escribió "que te tragas la luna cuando es preciso" (Nanas de la cebolla). Así que ya nada me importa. Si tuviéramos que contrastar cada información, además de lo mortificante que sería, descubriríamos cuántas cosas se nos cuenta que no son totalmente ciertas, por desidia o como en tu caso por alevosa desinformación. Y conste que no me parece mal desinformar siempre que se aclare después (aunque existe el riesgo de que alguien se pierda el desmentido y se quede con la falsificación).

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  11. No me vale, sinvergüenza, te has quedado con el personal de mala manera, y a mí me tenías atrapado porque al haberme revelado antes el asunto me obligaste sutilmente a que no abriera mi bocaza.

    ¿Sabes lo que pienso? Que has aprovechado estás vacaciones internauticas para regresar reconvertido en un golfo, como el personaje de esa excelente serie de televisión 'Breaking Bad' (sí, podemos traducirla por 'volviéndose malo' o 'corrompiéndose'), allí se veía el camino recorrido de un profesor de química a narcotraficante; en tu caso, de un honesto funcionario en un falsario, dándoselas a todos con queso.

    Yo te perdono, los que se han quedado con el culo al aire, eso no lo sé, pero y los Cielos (so creyente), ¿te perdonarán los cielos?

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  12. Gracias, Grillo. Debo entender, si yo soy un hacha, que los lectores que me habeis creído sois la leña...

    Hombre, Cigarra, tampoco es que debamos dudar sistemáticamente de todo lo que veamos en Internet, creo yo. Basta con un mínimo de espíritu crítico y alguna comprobación bien encaminada, de vez en cuándo.

    Gracias, Números. Soy poco taurino, yo, pero, en fin, entiendo el símil. ¡Va por ustedes!

    Atman, en mi opinión Serrat es muy dueño de enmendarle la plana a Hernández, si lo cree oportuno para los fines de su canción. El que quiera saber lo que de verdad dijo M.H., que se compre sus Obras Completas. Ni las cancions de Serrat ni mi blog son la enciclopedia Espasa.

    Yo creo que, por mortificante que sea, el que ande por Internet hará bien en contrastar cada información que le parezca un poco chocante, como ha hecho mi sabio comentarista Diego. El que no lo haga, que no se queje si se la meten hasta la bola. Será culpa suya.

    Como ya he dicho alguna vez, mi aprecio por la verdad es meramente utilitario: siempre que sea útil o beneficiosa, nunca por esa maniática adoración de la verdad por si misma, sin consideración de circunstancias ni consecuencias, que me parece una obsesión idolátrica, propia de protestantes, norteamericanos y otros paganos. Y, simétricamente, la mentira me parece mal, exclusivamente, en tanto que perjudique a alguien. Y aún en ese caso, me es imposible dejar de admirar el arte que requiere una buena mentira.

    Te confieso, ahora que ya no estoy poseído de mi papel de penitente contrito, que si he escrito este post explicatorio ha sido exclusivamente por tres motivos:

    1.- Porque me negaba a permitir que un arreglo tan bueno del Cara al Sol como el que he hecho pasara por obra de otro, aunque fuera un otro inexistente.

    2.- Porque me parecía mal sembrar la más mínima duda sobre la autoría de Tellería, que compuso una música estupenda, aunque se convirtiera en himno facha.

    3.- Fundamentalmente, porque tenía enormes ganas de ver la cara, metafóricamente hablando, que se os iba a quedar al leerlo a los que os lo habíais creído.

    Por ningún otro motivo. El riesgo a que aludes de que alguien se quedara con la falsificación, lejos de moverme a decir la verdad, habría estado a punto de incitarme a dejar las cosas como estaban si el sagaz Diego no me hubiera obligado a publicar el "desmentido" antes de lo que planeaba. ¿Que perdería nadie, quiero decir, por quedarse con esta falsificación?

    Una buena mentira no es más que un modo, y no de los peores, de embellecer el mundo, de modo muy parecido a como lo hace la literatura. Y desinformar, opino, está mal solo en quienes tienen la misión expresamente asumida de informar. Para los ciudadanos privados y no periodistas la creo una ocuupación perefectamente lícita y hasta meritoria.

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  13. Lo único que siento ahora, Lansky, es haberte enviado antes de tiempo mi tango y haberte excluído de ese modo de los candidatos a quedarse, como dices con hermosa imagen, con el culo al aire. ¡Cómo me habría gustado pescarte a ti también, como estoy seguro de que te hubiera pescado de no estar tú, por mi culpa, sobre aviso! En fin, ti estate por ahi, que xa te chamarei...

    Como el Walter White a que aludes, tampoco yo he sufrido ninguna transformación. La enfermedad, en su caso como en el mío, solo ha sacado a la superficie una oculta vocación de sinvergüenza que las duras necesidades de la vida diaria tenían sofocada. Todo, hasta el cáncer, tiene su lado bueno...

    Los Cielos... Dios tiene un gran sentido del humor, hombre. Seguro que encuentra el modo de recompensarme el buen rato que Le he hecho pasar.

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  14. Es interesante lo que dices sobre la libertad de creación y la ética y estética que encierran una buena mentira… Tu desmentido no obstante no llegará a todo el mundo y por tanto puedes estar satisfecho de que tu falsificación sigue su curso. Yo, por ejemplo, en mi afán por conseguir sumar algún dato nuevo a la intriga, compartí el post en Facebook, donde tengo varios seguidores uruguayos y argentinos, y al menos a uno le interesó y a su vez lo compartió con otros. Es curioso que la proliferación de sitios desde donde difundir e informar o informarse, como bien dices: sin la tutela de un periodista profesional, no ha generado ese mundo caótico y esquizofrénico que cabría esperar, o al menos no más de lo que el mundo ya es.

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  15. Pues me das una alegría con tus noticias, Atman. Muchas gracias por cooperar en mi abnegada tarea de desinformar y de hacer del mundo un lugar más interesante.

    Como bien dices, el mundo siempre ha sido un lugar bastante satisfactoriamente caótico. Lo bueno de Internet, contra lo que predican los beatos que lo creen una herramienta de comunicación, o los inquisidores que lo consideran, con razón, como una competencia peligrosa e incontrolable para la desinformación de la que pretenden tener el monopolio, es que ayuda a volver ese caos más visible y más enmarañado. Dios le bendiga por ello.

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  16. Este último comentario tuyo al de Atman te reivindica ante mí:"el mundo siempre ha sido un lugar bastante satisfactoriamente caótico. Lo bueno de Internet, contra lo que predican los beatos que lo creen una herramienta de comunicación, o los inquisidores que lo consideran, con razón, como una competencia peligrosa e incontrolable para la desinformación de la que pretenden tener el monopolio... ¡Olé!

    Eso si, jamás me convencerás de que el S.U.P.R.E.M.O P.O.M.P.O.S.O tenga otro sentido del humor que no sea negro, tan negro como el más negro de los agujeros negros

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  17. Pero, hombre, ¿cómo voy a convencerte de que Dios -me imagino que te refieres a Él, con ese lío de siglas- sea nada, si ni siquiera crees que exista? Qué manía incomprensible la de estos ateos, de andar siempre renegando de alguien en quien no creen...

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  18. Vale hacha,

    quienes te hemos creído somos leña.

    Pero yo a la mía la he llenado de monóxido de dihidrógeno y aparte de que vas a tardar más en cortarme no sería imposible que mellaras tu filo.

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  19. "Qué manía incomprensible la de estos ateos, de andar siempre renegando de alguien en quien no creen..."

    ¿Te hago una lista de las cosas, personajes y gentes en las que no creo, pero reniego de ellas? Daría para un post muy, muy largo.

    Para tu ilustración, un buen ateo, como creo serlo yo no reniega de Dios, que como bien dices niego no sólo su existencia sino su necesidad. Reniego, precisamente, de la idea de Dios, pero si alguien (en este caso muchos) precisan de ella y obtienen beneficios de esa creencia, faltaría más, no tengo nada que objetar, me alegro por ellos. Y si creyeran en elefantitos voladores y de ello obtuvieran consuelo, pues tampoco nada que objetar, siempre que no hagan ni proselitismo ni obligación de compartir sus obsesiones.

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  20. No, Lansky, si la teoría ya sé que la tienes muy clara. Donde falláis es en la práctica.

    Decís que Dios no existe, pero os comportais como si existiera un poquito. Lo suficiente como para que podáis meteros con Él, que es tan entretenido y vistoso, y lo suficientemente poco como para que hacerlo no tenga riesgos.

    Ya que no puedes dejar de ser ateo, trata al menos de ser consecuente. Si, como dices creer, Dios no existe, entonces el dios de que yo hablo existe solo en mi cabeza. Y en mi cabeza, naturalmente, será como a mí me dé la gana, y tendrá los atributos con que yo quiera dotarle, digo yo...

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  21. Y en el supuesto caso de que fuera una Diosa ¿dejaría que nos permitiéramos cierta licencias con Ella? o incluso ¿se nos ofrecería Ella misma?

    El amor y el sexo al cambio deben ser mucho más potentes allá arriba. Y esto no se pude tachar de blasfemia: Ella (o
    Él en su caso) se les presupone infinito amor, infinita sabiduría, inteligencia, y dotes que desde aquí ni siquiera alcanzamos a sospechar.

    Yo no creo. No soy ateo ni agnóstico ni nada. Carezco del menor sentido de transcender. Pasamos por aquí, vivimos un número determinado da años, un día entregamos la cuchara y eso es todo.
    "... Y del finado Fernández nunca más se supo".

    Ahora bien, en una ocasión, por aquí, creo que en lo de Vanb, dije que no acabo de entender es por que no todos recibimos esa gracia divina. Digo que quienes tienen fe en su religión han encontrado en ella una guía y un modo estupendo de comportamiento, y la capacidad de encajar los reveses mundanos, ofrecidos generosamente a cambio de o para gozar las delicias que los cielos prometen.

    Está claro que el ser humano necesita un Dios - cuando no varios - y se lo inventa.
    Yo soy mi propio Dios, a veces sublime, en ocasiones defectuoso, y casi siempre respetable y respetador. No encuentro otro mejor.

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  22. "... lo que no acabo de entender es por que no todos recibimos esa gracia divina." Para que te den algo tienes que estar dispuesto a recibirlo, y no se encuentra más que lo que se busca. Por eso en la realidad son muy improbables encuentros fortuitos como los que cuento en mi post falsario, y aún para hacerlos un poco verosímiles he tenido que fingir que pasé tardes en la biblioteca rebuscando en libros más o menos relacionados con lo que decía buscar (no la piso, por cierto, desde hace más de un año).

    Los reveses mundanos, por cierto, no se nos ofrecen a cambio de las delicias celestiales. Sé que esta es una versión muy difundida, pero no es cierta. Sufrimos reveses porque el mundo, hecho por nosotros, por cierto, y regulado por leyes físicas que no necesitan de Dios para ser explicadas, es como es. Las delicias celestes, sean las que sean, no son el premio por pasarlas canutas aquí abajo, ni Dios tiene interés alguno en "ofrecernos" tropezones y malos ratos. Dios no interviene en el mundo de ese modo, lo creó y lo dejó entregado a sus propias leyes y a nuestra libertad.

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  23. Ignoro cómo hemos vuelto a este tema, debe ser culpa mía, pero vuelvo a disentir, Vanbrugh: tú Dios en tu cabeza, que es donde tienen que estar todas las versiones de dioses en las cabezas respecivas de sus devotos, me parece muy pero que muy bien. Pero no lo están, la mayoría interfieren con la vida de las gentes que no tenemos la cabeza para esas cosas. Las religiones establecidas son un asco o lo fueron, y siguen siéndolo, y mi manera no más excelsamente intelectual, sino más pragmática y a mi juicio honesta es declararme ateo, no 'finamente' agnóstico, ni menos no practicante, o no interesado o indiferente, porque cada vez que veo hoy, que un chiita le rebana el cuello a un sunita o a un cristiano armenio o al revés, permíteme que lo diga, aunque si te molesta lo borras, cada vez que veo eso, y lo veo a cada rato y casos menos graves pero molestos e indignos, pues no tengo más remedio que cagarme en Dios, aunque Dios no exista, pero exista lo que su idea implica. No sé si tu cabeza está habitada por Dios, en cualquier caso me gusta en general lo que asoma de ella.

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  24. Tampoco yo sé cómo hemos vuelto a este tema.

    Efectivamente, debe de ser culpa tuya. Lo único que yo había dicho de Dios antes de que tú la emprendieras con Él era una más bien mecánica impetración de su bendición sobre Internet, algo meramente circunstancial y coloquial. Debe de ser, como digo, que te gusta.

    No, no me molesta. Me molesta más la susceptibilidad enfermiza de los creyentes hacia sus creencias, y su manía de darlas por atacadas en cuanto alguien da muestras de no compartirlas, que la franqueza y soltura de lenguaje con la que dices lo que piensas. Ni siquiera creo que le moleste a Dios, que es bastante más listo que yo.

    Pero tampoco lo borraría si me molestase. En este blog, mientras a mí me dé la gana, hay libertad de expresión. De momento me sigue dando la gana.

    Lo siento, eso sí, por ti. Pero la cosa viene de largo, y no parece tener remedio. Tengo amigos que se lo montan peor aún...

    Me alegro de que te guste lo que asoma de mi cabeza, en cualquier caso. Gracias.

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  25. Es obvio que en este tema no nos vamos a poner nunca de acuerdo, Vanbrugh; sin embargo a mi me parece muy interesante y encuentro que está bien tratarlo, (iba a decir 'manejarlo'). En realidad el mero hecho de discutirlo me parece que ya indica buena voluntad. Indica un querer saber más sobre la existencia.

    Dices " Para que te den algo tienes que estar dispuesto a recibirlo, y no se encuentra más que lo que se busca".
    Y el caso es que yo ni he pedido nacer ni he pedido nada a nivel metafísico. Estoy satisfecho con lo vivido y no me quejo de mis tropezones ni me ufano demasiado de mis posibles y algo mostrencos éxitos profesionales, sentimentales, familiares etc. etc.

    Por otro lado me parece legítimo preguntarme con mi cabeza racional por qué o para qué creó Dios el mundo, (me refiero siempre a la religión católica apostólica y romana tal como nos la enseñaron en el cole y rebuscando por mi cuenta en libros y otra fuentes más tarde.)

    ¿Se aburría Dios? ¿No tenía mejor cosa que hacer? ¿Sorprende a alguien que se le rebelaran un puñados de ángeles? En su omnipotencia tendría que saber de antemano que de inmediato le iban a salir algunos contestatarios. Para nada creo que le pillara descuidado.

    Y luego eso del libre albedrío... que suena a broma de mal gusto. - Ahí te pongo en medio del mundo, obra a tu parecer (sé quien eres) pero compórtate como Yo te he hecho y ya verás el palo que te doy si no me haces caso.

    Entiendo que mis preguntas puedan parecerte capciosas o muy simples, pero las formulo de acuerdo con el pensamiento de la parte genética que he heredado y con la experiencia de lo que he visto y vivido. Creo que de ningún modo se me puede exigir más a nivel teológico o como se le pueda llamar (matafísico, he escrito más arriba).

    Pedirle a un ser humano actitudes sobrenaturales es un verdadero abuso. Para nada me gustaría que mi padre terrenal me tratara así y menos aún que lo haga un Creador omnipotente y BUENO.

    Voy a decir algo que siempre me pareció muy serio de adolescente y ahora va a sonar a choteo:

    De la existencia de Jesús no tengo dudas. El buen hombre marcó tal hito que la contabilidad de las fechas actuales van en torno a antes o después de su nacimiento en todo el orbe. Eso es importantíismo, y ya pueden árabes o chinos contarse entre ellos que están en el año 7.000 o en el que les marque su credo, pero en todos sus documentos o correspondencia oficial o de negocios se atienen a la fecha por todos convenidas. Hoy es 10 de septiembre de 2014 y no hay más cáscaras.

    Pues bien cuando Cristo andaba por el mundo le decía a uno 'levantate y anda', o hacía que vieran unos ciegos o se recuperaran algunos tullidos. Hombre, puesto a hacer milagros y favores házlos a todos ¿no?
    ¿Qué pasa, que tienes el día caprichoso o cicatero? ¿Que solo milagreas cuando te parece y a los no milagreados que se chinchen?

    Hablando de buscar para recibir: Me gusta mucho la figura de Jesucristo, pero ahí me parece que hacía un alarde milagrero un poco no sé si vanidoso, orgulloso o prepotente. Quiero creer que allá por dónde pasaba y con esa fama irían todos los desventurados en por de Él para ser curados de un plumazo.

    Todo esto lo estoy diciendo muy en serio. Con el mismo convencimiento que tú cuentas tu versión, la versión de la última biblia aceptada en Nicea porque aquél Papa ya estaba harto del desconcierto que causaban tantas otras biblias diferentes y no quiso dejar que el desconcierto o el cachondeíto se prolongara.

    Si te parece, en otro momento podríamos hablar de la catecumenización... Mire usted que irse a la quinta puñeta a 'venderles' la religión VERDADERA a unos que están o estaban 'satisfechos' con lo que creían. Hago el ejercicio inverso de pensar que vengan aquí miles de tíos de fuera durante cientos de años a tratar de convencerte de que lo que piensas es incierto o está mal.

    (Me he vuelto a extender. Pido excusas a tus otros lectores.)

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  26. Hola, de nuevo, Grillo. Vaya por delante que la culpa es mía, por entrar a los trapos de Lansky y tuyos. Pero, no te lo tomes a mal, no solo no es este el tema del post, ni, por tanto, son estos comentarios el lugar para ventilarlo, sino que tus planteamientos sobre él no hacen más que confirmarme en lo que ya he dicho: solo encuentra el que busca, y la primera condición para encontrar respuestas útiles es hacer las preguntas adecuadas. Tus perplejidades acerca del tema, con franqueza, no son las preguntas adecuadas. Son cuestiones muy respetables e interesantes, sin duda, pero no las que se plantea alguien a quien verdaderamente afecta la cuestión de un modo personal. Son, por así decirlo, los lugares comunes de la increencia, muy fáciles de contestar para un creyente y sobre los que, si verdaderamente te interesan, me ofrezco a darte mi punto de vista... en cualquier otra ocasión. Pero son consideraciones intelectuales, meros juegos lógicos. Nadie cree por haber encontrado respuesta a preguntas semejantes, ni deja tampoco nadie de creer por dudar, pongo por caso, de la "justicia" de Jesús al hacer milagros. Entrando a responderte semejantes asuntos me sentiría, más o menos, tan fuera de lugar como te parecen a ti los misioneros católicos que tratan de convertir a paganos que no lo han pedido. Se te ve muy a gusto con tus creencias o falta de ellas, en resumen, y no tengo el menor deseo de que dejes de estar a gusto en tanto no me parezca que tú mismo lo deseas. Un saludo.

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  27. Con treinta y ocho horas de retraso entro a comentar este post y compruebo que ya ha habido bastante revuelo, si bien no termino de entender la deriva teológica de los últimos comentarios. En todo caso, vaya por delante que no tardo tanto porque esté avergonzado o irritado por haber sido una más de las víctimas de tu maestría falsificadora; al contrario, no tengo ningún empacho en reconocer que he sido plenamente engañado y que, cuando me lo has hecho saber, no me siento en absoluto molesto sino todo lo contrario, divertido y admirado.

    Como bien sabes, algún ejercicio de este tipo he realizado en mi blog (que no sé hasta qué punto han podido haberte servido de acicate para el tuyo) y antes de pasar a ser el "burlador burlado" ya tenía claro que es muy fácil caer en trampas de éstas. Basta con contar una historia que resulte verosímil para que cualquiera tienda de entrada a creérsela. Parece que no practicamos la vieja recomendación de Descartes, esa de dudar de todo por método, por más que –es mi caso– sea un firme convencido (se ve que sólo en el plano teórico) de la conveniencia de hacerlo. Pero no, como he dicho, si construyes una mentira bien armada descubres enseguida que no sólo se la creen casi todos sino que incluso habrá alguno que te aporte datos que corroboran su veracidad.

    Es decir, sostengo que por defecto nos creemos lo que nos cuentan y sólo se nos activa la duda si en el relato aparece algo que nos chirría. A tu sagaz comentarista Diego (cuyo desvelador comentario, por cierto, no he leído hasta después de este post) obviamente algo le chirrió: ¿encontró una semejanza entre el rostro de Ascone y el tuyo de hace treinta años (en cuyo caso te conoce; ahora que lo sé, también yo veo el parecido, claro) que le llevó a agrandar la imagen y descubrir rastros del montaje? ¿la foto de Gardel le evocó inmediatamente la película "melodía de arrabal" (en cuyo caso debe ser un cinéfilo enciclopédico dotado de una excelente memoria visual)? A la mayoría de los lectores, sin embargo, al no tener tan afinadas las capacidades de observación y de memoria, la probabilidad de que nos chirriara algo de lo que contabas era mínima.

    No entiendas que con lo anterior estoy restando méritos a tu ejercicio de impostura. Al contrario, me parece una obra de arte, has hecho –como los buenos prestidigitadores– un juego de ilusionismo haciéndonos ver lo que querías que viéramos pero sin esconder del todo la verdad. Planteas un resultado tan improbable (que el Cara al Sol sea el plagio de una composición de un uruguayo anarquista) que, paradójicamente, esa improbabilidad se convierte en un factor más de verosimilitud. ¿Por qué? Pues porque tu relato está muy bien construido (enlazando tu falsa búsqueda con los sorprendentes resultados que vas encontrando y contextualizándolos brillantemente en acontecimientos históricos). Pero también porque el lector se entusiasma tanto con las sorpresas que le vas presentando que quiere creer que son verdad (es su subconsciente quien quiere, porque conscientemente ni se plantea dudar de la veracidad del relato). Al menos, es lo que me pasó a mí, como te confesé en mi comentario al post anterior. Tanto, que estaba a punto de escribir a algunos amigos uruguayos para pedirles que investigaran allí sobre el pibe Ascone. Y tanto que te confieso ahora que me ha apenado mucho que nunca haya existido y que el emparentamiento entre un tango casi desconocido y el himno de Falange haya resultado mentira. Qué historia tan bonita se ha perdido; como dice los italianos: se non è vero, è ben trovato.

    En fin, que mis más cálidas felicitaciones por el post (y también por éste, no lo dudes). Eso sí, a partir de ahora te será más difícil volver a colarla.

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  28. Hola, Miros, ya se te echaba de menos. Muchas gracias por no enfadarte, y por admirar mi supuesta maestría en el arte de engañar. Como bien conjeturas, tu ejemplo ha sido un estímulo determinante. Mientras hilvanaba invenciones, te tenía a ti en mente como uno de mis ¿santos? patronos.

    Es cierto lo que dices de que nuestra predisposición, por defecto, es a creer, y también que la historia que me inventé era lo suficientemente atractiva como para convencer a los lectores, del modo todo lo inconsciente que quieras, de suspender temporalmente la incredulidad y tragársela enterita. Pero disiento en una cosa: mis montajes fotográficos son bastante infumables. No creo que Diego me haya visto nunca, y dudo mucho que, por cinéfilo que sea, haya podido reconocer la escena de una remota película de Gardel. Creo que le ha bastado mirar con cierto detenimiento cualquiera de las tres fotos de Ascone para comprender que había en ellas algo raro. Falsificar músicas no se me da mal -aunque imagino que cualquier profesional que viera mi partitura o escuchara la pieza sabría inmediatamente que eran obra de un mal aficionado- pero falsificando fotos soy un verdadero desastre. Por ahí pensé que iba a pescarme todo el mundo -sin ninguna pena, porque deseaba ser pescado- y por ahí me ha pescado, claro, un lector atento sin más trabajo, creo, que examinar mis montajes con ojo mínimamente crítico y hacer una elemental investigación, agrandando la imagen. Para otra vez, sugiero a lectores perspicaces que se descarguen la foto sospechosa y la usen como base de una búsqueda de imágenes en Google. Se tarda medio minuto en encontrar diez ejemplares de cada original y comprobar que en las mías hay un intruso. O en entrar en la hemeroteca de ABC para ver que la noticia de verdad no nombra a ningún Ascone.

    Son comprobaciones fáciles que aconsejo a todo el mundo que haga a partir de ahora, vista la proliferación por la Red de sinvergüenzas como yo.

    Si te voy a ser sincero, soy el primero en lamentar que Óscar Ascone no exista, porque durante estos días de convivencia había llegado a caerme muy bien.

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  29. RICARDO
    Me pides insistentemente que declare de forma pública en un comentario que caí en tu engaño y me lo tragué como un tonto. Pues bien, así lo hago: ME LO CREÍ TODO Y PENSÉ QUE OSCAR ASCONE ERA REAL Y QUE HABÍAS HECHO UNA GRAN INVESTIGACIÓN.
    Pero ante tu observación de que yo no hubiese sido capaz de reconocerte en las fotos he de decirte que es mucho más fácil ver en ellas al amigo Oscar, aún ahora que sé que nunca existió, que asumir la triste realidad de que aquél muchacho apuesto, elegante, incluso guapo, haya evolucionado tan intensa y dramáticamente como para alcanzar el aspecto que actualmente presentas. Sé que podrías contestarme que mi caso ha sido semejante (y aún peor, porque yo fui más guapo que tú y soy más viejo) pero yo, al menos, no exhibo pruebas de lo que fui para que nadie pueda comparar.
    Lo único que siento es que cuando, gracias al perspicaz Diego has tenido que cantar la gallina, yo ya tenía avanzada la composición de una letra para Carita Morena que pretendía haber presentado como comentario a tu post inicial fingiendo haberla encontrado en alguna biblioteca digital remota. Pero ya he abandonado el empeño.

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  30. Hola, Ricardo. "Me pides insistentemente..." Nada de eso. Me he limitado a sugerírtelo, más que nada en interés tuyo, por evitarte la mala impresión que daría tu silencio, siempre interpretable como vergüenza por haber sido engañado, y falta de agallas para asumir coram populo la propia ingenuidad. Y que este comentario diga obedecer solo a mi amable sugerencia no quita para que yo te lo agradezca igual, así como tu implícito reconocimiento de que he hecho un gran trabajo, de intoxicación, ya que no de investigación.

    Mi observación no era exactamente la que tú dices, más bien la contraria: me sorprende que no hayas reconocido en las fotos no al actual Vanbrugh, que, efectivamente es menos vistoso que el de años atrás -aunque en mi opinión lo ha mejorado en muchos aspectos: dignidad, por ejemplo, madurez, equilibrio, alopecia...- sino al Vanbrugh de hace treinta años, al que también conociste y trataste. No esperaba que relacionaras a Ascone con mi actual aspecto, pero sí con el de entonces. Que no lo hayas hecho me dice mucho de la atención e interés que me dedicabas en aquellos lejanos años...

    Y me sorprende casi más lo que ya he dicho en mi respuesta a Miroslav: que, reconociéndome o no, tu ojo habitualmente analítico y perspicaz no haya advertido en las fotos trucadas los llamativos defectos que pregonaban casi a voces su condición de tales. Pero en fin, igual que los años han afectado a mi aspecto, parece que no han dejado tampoco indemnes tu vista ni tu capacidad crítica...

    En tu lugar, yo hubiera presentado la letra de todas maneras, aduciéndola como una prueba de que yo me equivocaba y Óscar sí existió. Aún estás a tiempo. Si la acabas, me comprometo públicamente -o, alternativamente, amenazo con- colgarla en este blog, cantada por mí. Venga, a ello.

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  31. Hola de nuevo:
    para aclarar un poco más este asunto y de paso desmontar cualquier atisbo de exagerar mis supuestas dotes detectivescas, paso a relatar de manera breve el proceso que me movió a comentar mis dudas sobre la veracidad del post.
    En primer lugar la presentación de Óscar Ascone como una especie de álter ego del autor donde se destacaba en negrita ciertas frases ( ...que yo había pergeñado, alma gemela, mis partituras no serían muy distintas,...),y conociendo bien el blog y por lo tanto la melomanía de su autor, la suspicacia comenzó a germinar. Seguidamente, en la supuesta foto en Punta del Este no desconfié del montaje fotográfico (en mi teléfono no se aprecia bien esta argucia digital )y para nada soy un cinéfilo enciclopédico que relacionase la foto con la película "Melodía de Arrabal", pero había algo en el aspecto,la composición, el decorado,que me evocaba a un fotograma o cartel anunciador de aquellas películas de Gardel que hacían llorar al anciano amigo de mi abuelo, emigrado tantos años en Buenos Aires. En esta foto no sospeché para nada del pibe Ascone puesto que no tengo el placer de conocer a Vanbrugh, mas me escamó la referencia al gran Discépolo de espaldas a la cámara y como puntilla el Tobías Angosto autor de la Biografía me ocasionó un ligero latigazo o incomodidad cervical,pero como hasta más tarde no examiné en Google el timo de Tobías, continué con la sugestiva lectura.
    La parte del ABC y de la trama anarcosindicalista no me hizo recelar de la autenticidad, es más, me atrapó e incluso arrinconé las anteriores presunciones y quise aceptarlo ya que es una trama que me seduce, no obstante lo que hace saltar todas las alarmas es la foto con Salvador Seguí; Ascone me recuerda a una especie de Piqué y el peinado,la barba e incluso las facciones no me cuadraban con la estética de la época,pero el degradado azul de la foto y lo fascinante de la historia pudieron más que mi cautela gallega. Es la foto con Primo de Rivera la que me obliga a forzar mi vetusto teléfono para ampliar la imagen y cavilar que algo falla en todo esto.
    Pero es cuando paso a la parte de comentarios cuando ya no puedo sostener la autenticidad del relato; la primera anónima con la que detecto un trato demasiado familiar y se hace referencia a lo guapo que es Ascone y Vanbrugh responde que "no hay treinta años feos y que de jóvenes todos hemos tenido un pasar"; la explicación a Miroslav de como conseguir la misma melodía subiendo medio tono; con la réplica a C.C. ya barruntaba el engaño para finalmente la respuesta en negrita sobre el blog de Anasagasti "no creo que sea prudente fiarse sin más de lo que alguien cuenta en su blog" y la propuesta de escribir algo inventado sobre Ascone, irónicamente rechazada con la sentencia "ya se me había ocurrido a mí, lo de escribir algo inventado con Oscar Ascone como protagonista. Pero es que ya sabes que la ficción no es lo mío." y que rememoraron en mí tu gusto por los acertijos y el recurso narrativo de suplantación usado por Miroslav en alguna ocasión,me impulsaron a hacer el primer comentario después de tantos años de anonimato y precisamente para poner en tela de juicio a mi respetado Vanbrugh. Y finalmente me dediqué a verificar en google a Tobías Angosto, a Ana Arconada y a las editoriales y al no encontrar nada, el "conocimiento virtual" que tengo sobre el autor me llevó a pensar que podía estar jugando con su identidad.
    El proceso fue de las negrillas hasta la ironía de los comentarios y me hizo vencer mi recelo a comentar en los blogs y más para poner en duda a un admirado autor y que una vez descreído dude en señalar por si era un enigma de los suyos que iría desvelando en posteriores entradas, temiendo haber arruinado su estrategía.
    Sin más, todo fruto de una intuición que funcionó en este caso pero que para otros temas tengo adormilada.
    Un saludo afectuoso.

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  32. Hola, Diego. No cabe duda de que eres la clase de lector atento, inteligente y analítico con que sueña cualquier bloguero (y de la que yo tengo la suerte de estar tan bien surtido). Solo te faltaba romper a comentar para alinearte brillantemente entre los selectos lectores modelo con que cuenta este blog. Todas las pistas que tan inteligentemente has hilvanado, incluídas las de los comentarios, fueron colocadas por mí justo con el propósito de que sirvieran para lo que te han servido a ti. Bueno, menos la inclusión de Discépolo, al que metí, aprovechando que no se le veía en la foto, para darle a Ascone el espaldarazo de un colega ilustre, y que no entiendo por qué ha disparado tus alarmas, porque a mí me pareció de lo más verosímil.

    Gracias por tu explicación, que me servirá para afinar más mis próximas mixtificaciones. Gracias por tus amables e hiperbólicas alabanzas. Gracias, una vez más, por toda tu intervención, que no solo no ha arruinado mi estrategia, sino que ha sido para ella un oportuno y utilísimo catalizador.

    Me es imposible, en cambio, agradecerte la sobresaltante alusión a Piqué que haces al respecto de mi cara. Te refieras a Gerard o a Josep -no sé cuál es peor- lo más que puedo hacer con ella es tratar de perdonártela.

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  33. El relato que hace Diego de cómo le fueron surgiendo las dudas sobre la veracidad de lo que nos contaba Vanbrugh, pone de manifiesto a partes iguales que se trata de un lector inteligente y sagaz y que sabe escribir con orden y haciendo interesante lo que cuenta.

    Notas ambas que me recuerdan a otro bloguero que frecuento; en efecto, precisamente a ti, Vanbrugh. La ausencia de vestigios de Diego en nuestros blogs (pese a declararse seguidor habitual) incrementan mi recelo (sin duda despertado como consecuencia del revolcón que has dado a nuestra ingenua credibilidad). ¿Eres Vanbrugh, Diego? ¿Son incompletas las confesiones del falsificador?

    Me temo que despejar la duda en este entorno va a ser difícil.

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  34. Hola:
    Sigo con la sonrisa por bandera; muchas gracias Miroslav por creer que puedo ser Vanbrugh; nada más lejos de la realidad, ya me gustaría, en variados aspectos, tener ciertas cualidades que admiro en cada uno de vosotros y otras que os intuyo - y ya veis que me suele funcionar bien - : soy un chico gallego que hace bastantes años (en el 2005 ) por casualidad - buscando información de John Berger en internet - se encontró con un comentarista del blog del lector ileso -Lansky - con el que tuvo una ligera controversia que acabó derivando en un encandilamiento; no tienes más que poner en google ."john berger hacia la boda lansky" y podrás comprobar que no miento si lees los comentarios en los que expongo que soy gallego y que Manuel Rivas puso voz a la lucha y los sentimientos que tuvimos los que luchamos contra el chapapote del Prestige. Suceso que me tocó directamente y que moldeó, forjó y afianzó ciertos rasgos de mi personalidad y supuso mi tránsito de joven a hombre.
    Pues bien, a raíz de este suceso he sido un lector contumaz de Periquitos Muertos y como no podía ser de otro manera, acabé en las redes de Júbilo Matinal, Conciertos y Desconciertos, Paname Blues y Un Grillo de Obsidiana entre otros.
    Y no miento , además ya lo he expresado este último año en dos entradas del blog de Lansky, cuando digo que tengo un gran reconocimiento hacia vosotros ya que habéis ampliado mi mundo, mi visión de las cosas, mi sentido crítico, mis intereses culturales.....hubo muchos momentos en que significasteis mi soplo de aire fresco en situaciones muy duras.Por favor, espero no dudéis de mi sincera gratitud. Ya sería rizar el rizo que suplantara Vanbrugh doblemente la identidad en este post -recurso muy bueno que creo ya se ha usado en alguna novela o película y que seguramente Antonio Castro habría hecho notar -.
    De verdad que ya en el blog de Lansky hablé de mi fiel anonimato del que solo salía cuando alguna casualidad ( sincronicidad )me llamaba poderosamente la atención; en el caso de Lansky que era visitante habitual de mi pueblo natal, muchas de sus fotos reflejaban los sitios donde todavía me escapo cuando visito a mis padres...ese hermoso Occidente Asturiano, esa cala nudista, ese faro de Illa Pancha, ese pueblito con astillero incluido donde creo deducir que se instalaba...me parecía inverosímil que alguien a quien conocí por remota casualidad al buscar información sobre un personaje que me deslumbró como John Berger pudiese compartir un espacio tan mío ( en el sentido más amable) .
    Y es así como os fui conociendo virtualmente, encontrando muchas afinidades, encandilado por vuestra forma de mostraros en la red; dedico cierto tiempo a releeros, repasar post antiguos, ampliar cierta información que dejais caer en vuestras entradas...siempre desde una postura muy sana, es decir, no es algo obsesivo, tengo muchos y diversos intereses vitales.
    Formais un grupo muy cautivador, tanto que no doy crédito a haber escrito tal cantidad de comentarios estos días( llevaba 5 en estos últimos 9 años) ; supongo que como tuve una época en que no fui capaz de escribir ningún comentario me acostumbré a aquel voyeurismo virtual, a esa manera de deleitarme con vuestros escritos sin participar directamente.
    Repito las gracias.
    P.S.: Pienso que con Vanbrugh puedo tener un vaso comunicante ya que hace tiempo habías hablado que eras amigo de la persona que certifica las Banderas Azules y que yo creo conocer bien ya que compartí años con él en tierras coruñesas en dónde ejerce su profesión como un excelente profesor universitario.

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  35. Vaya, Miroslav, veo que te has pasado de uno a otro extremo. De los escarmentados nacen los avisados, claro. Pero Lansky te diría que la extrema credulidad y el extremo escepticismo son posturas equivalentes en último término, igualmente inútiles para entender este pintoresco mundo.

    Me disponía a negarte, simplemente, que Diego fuera otro avatar mío, sin gran esperanza de que me creyeras y considerando que a fin de cuentas era a él, y no a mí, a quien correspondía reivindicar su existencia, y probarla, si podía, cuando su comentario me ha resuelto la cuestión. Es posible, claro, que sigas creyendo que también lo he escrito yo, y en ese caso no puedo hacer más que envidiar lo interesante que parecerá a tus ojos un mundo en el que pasan tales cosas. Pero imagino que te habrá convencido. A mí, desde luego, sí. No me cabe ahora la menor duda de que Diego existe realmente, y no sabes lo que me alegro por ello. Bienvenido al mundo real, Diego.

    Debo decirte que te agradezco en el alma tus palabras. Que las bobadas con que pierdo el tiempo por Internet te hayan sido alguna vez de cierta utilidad me produce, la verdad, una especie de turbación... En fin, nunca sabe uno para lo que sirve. Alabemos a Dios, con permiso de Lansky y de Grillo, por lo misterioso de sus designios.

    La persona a la que me refería no es, por lo que dices, la que tú conoces, sino otro de los responsables de la Fundación que concede y controla las Banderas Azules.

    Sin embargo creo que, y esto sí que es una verdadera casualidad increíble, este verano he conocido a la persona de la que hablas. Vive en Galicia y emplea desinteresada y eficazmente su tiempo libre en esa tarea tan meritoria. Es, además, una persona encantadora. Se llama José Manuel, y las siglas de su apellido son, creo, F. R. Si lo ves, salúdale de mi parte y de la de mi mujer. Hemos compartido con él la inspección de un par de playas. Le encantará conocer nuestra historia.

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  36. Me dice mi mujer, Diego, que es más probable que te refieras a un tercer banderero azul, Pepe P., que vive en La Coruña y es profesor universitario. En fin, no sé.

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  37. Hola Vanbrugh:
    Intento aclarar una serie de cuestiones que quedaron en el aire; lo de Discépolo encendió mis alarmas puesto que estando ya ligeramente escamado con la foto de Punta del Este, me resultó "demasiado real" el que se hubiera mostrado un nombre que a mi parecer era fácilmente vinculable a Gardel , y mucho más cuando apenas se dejaba entrever de espaldas en una esquina de la fotografía ( de Francisco Canaro nunca había tenido referencias ). A mi juicio resultaba ser una especie de excusatio non petita, accusatio manifiesta; como si para dar veracidad a un mal disfraz de, por ejemplo Guardia Civil, le colocaran un llamativo, grande y reluciente tricornio ( perdón por el apresurado, burdo e igual mal traído ejemplo).Este excelente cebo en lo formal del asunto- como bien has explicado, he confirmado que eran contemporáneos y amigos – exageró mis miramientos.
    El Piqué con el que comparaba la foto era el futbolista; desconozco que extraña asociación estableció mi mente, puede que esa sonrisa, el corte de la barba,….no lo sé, disculpa el símil ; pero más que la semejanza con el susodicho, lo que intentaba justificar era la falta de ajuste de la foto de tu cara con la época, tanto en la estética como en lo que en mi comentario erróneamente llame facciones y que pienso que no es más que esa actitud que observo en las fotos de principios del siglo pasado en la que los personajes están como entre perplejos y con un aire de trascendencia , se me ocurre que puede ser debido a que la fotografía no estaba tan plenamente instalada en lo cotidiano y solo cumplía una parte de las funciones sociales que hoy en día tiene, y la gente se aprestaba a que la fotografiasen de distinta manera a como sucede recientemente.
    La persona a la que me refería era Pepe P., es una de las figuras más visibles de ADEAC en el certificado de Banderas Azules, y como creo recordar que fue un destacado alumno de la Universidad Politécnica de Madrid , todo esto me llevó a establecer la tosca conexión de imaginar que podía ser el amigo al que te referías.
    Un Saludo.

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  38. Está bien, Diego, te perdono lo de Piqué. Es cierto que, sobre todo en la foto anarcosindicalista, Ascone, es decir, yo, presenta -por efecto de los retoques, claro, no es culpa del original- una sonrisa de cretino que puede recordar algo a la de Piqué. Soy poco futbolero y no recordaba que Piqué tuviera barba. Procuro olvidar lo poco que se me queda de cosas relativas a ese algo menos que club.

    O sea, que Discépolo te chocó por ser demasiado esperable. Muy sutil, y muy bueno el ejemplo del tricornio para el guardia civil. Tengo que afinar más, y recordar que, cuanto más improbable parezca algo, más ilusión le hace a la gente creérselo, y viceversa.

    Tus observaciones sobre el cambiante papel social de la fotografía, y lo distinto de las caras con que posaban los antiguos y las que nosotros ponemos ahora también son francamente sagaces. Ascone es el único que sonríe en sus fotos políticas, sus compañeros aparecen todos serios, solemnes y como pasmados. Lo tendré en cuenta para futuras falsificaciones.

    No conozco personalmente a Pepe P., pero sé que es amigo de mi amigo. ADEAC, en la que trabaja mi mujer, es pequeñita y se conoce todo el mundo. De modo que, a fin de cuentas, sí que tenemos una vía de contacto...

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  39. Con permiso y por alusiones.

    Diego: Gracias por tus generosas alusiones a mí y a mi blog. En los últimos tiempos/meses le he estado dando vueltas seriamente a la posibilidad de dar por cerrado mi blog, y quizás termine haciéndolo como sabe Vanbrugh por 'carteo' privado. Pero comentarios como los que haces, como los que nos haces, tan generosos a mí me afectan a la parte menos superficial (menos vanidosa) y más profunda de la autoestima. No te digo que vaya a reconsiderar en un sentido o en otro mis propósitos y decisión final, pero gente como tú, practicante de esa cualidad intelectual tan rara y esencial que se llama admiración (modestamente yo creo también poseerla), gente como tú, repito me compensa de sobra los esfuerzos de mi blog. Gracias

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